domingo, 9 de agosto de 2009

Nada ama más mamá.
A tal aspa, chacal, pata,
ala, araña, alacrán.
A tal atar, casar, acatar, arrancar,
atascar, cargar, lavar,
sangrar, atragantar.
A tal clamar, amamantar, amar.
Mamá ama al amar las ágatas aparcadas a la cara,
tan plata, tan mar, tan azar.
a tan anca,
a tan chapa,
a tan alarmar,
a tan calar,
a tan mal, a tan haragán

NACIMIENTO

Asomé la cabeza, no veía muy bien, mis pequeños ojillos marrones e inexpertos apenas alcanzaban a descifrar lo que sucedía: trasiegos de batas, manos, abrazos que me comprimían; manchas de color. Era como una vorágine desalmada que conseguía entumecer mis sentidos, me asfixiaba, se apoderaba lentamente de mi oxígeno, no lo podía permitir.
Lloré, como tantas veces haría a lo largo de mi vida, aunque esta vez de una manera especial, bochornosa, hasta el completo escándalo de la sala de maternidad. Incluso llegué a motivar a mis diminutos compañeros de penurias que sin dudarlo se unieron a la cruzada.
El hospital, por unos instantes se alzó en una neblina de aullidos a causas perdidas, de la que siempre me enorgulleceré. Allí me podían ver, a mis pocas horas de vida montando una rebelión que sin motivo aparente al rato se extinguiría. Me dormí lleno de gloria, enfundado en unos patucos amarillos y entre los huesudos brazos de mi madre.