domingo, 26 de julio de 2009

LA INVENCIÓN DEL ALFABETO, (TEXAS RADIO FLOOD)

96.14 fm



Y lo cierto es que por mucho que busco la ambrosía, sólo logro tropezarme con bazofia. Nunca se me dio de fábula aporrear las teclas de un carrillón en clave de dádiva.

Empiezo a temer con seriedad ser presa del síndrome de Estocolmo, ustedes ya saben, esa extraña dolencia mental que me arroja a admirar a mi secuestradora, la divina providencia.











!F.U.C.K.¡

(fornication under the consentiment of the king)



Si eres buena gente, nena, ten cinco euros y tráeme un par de cerillas y un bidón de gasóleo. Nunca pretendí proseguir con este podrido juego, hacerme el héroe. Jamás me pareció justo ir por ahí atizando a indígenas.

Jódete, si quieres y apaga la radio. Engulle ese kiwi , o la mierda que estés comiendo y deja de tocarme la moral.


El otro día vi una película. Hablaba de gigantescos saltamontes que asolaban la Tierra tal y como la conocemos debido a la influencia de una serie de extrañas afluencias magnéticas venidas de Marte.
¿Son imaginaciones mías o es cierto que tendemos a considerar que el tamaño de nuestro cerebro no excede al de un níspero?
No me queda otra que ser pesimista. Aquello que consigo leer hoy en día está dulcificado, parece conservado en almíbar.
No hay nada como un libro ñoño para tener bien contento el coño.
Tales de Mileto.
Lástima por los pobres negritos que se inmolan en el estrecho de Gibraltar, lástima por aquellas personas que tratan de lucrarse con su situación, escribiendo, hablando, parlamentando sin parar, sin ofrecer una triste solución.
Por favor, llamadme tocapelotas queridos oyentes y no dudaré en agradeceroslo.
Oh, seguro que otra monja puritana y flácida acaba de desconectar su transistor. Somos pasto, pasto del señor, pasto de la política económica de los gobiernos democráticos que invierten la mayor parte de su afluencia económica en bombas de racimo y demás instrumentos para la paz.
¿Qué dices? ¿Qué dices? Nadie te oye, nadie ateiende a tu lamento sibilino, querida. Vuelve a tu cocina a ver si consigues suicidarte ahogándote en esa preciosa taza de té, ya sabes, esa que te regaló la suegra. Recuerda como la tienes que usar y así no mancharás los azulejos.
Siento tener que hacer gala de esta fútil violencia verbal, en el fondo, les he de confesar que mi rostro es el de un engendro, un ser que perdió toda oportunidad de reír y que tuvo la necesidad imperiosa de silenciar su llanto.
Dejad que venga aquí el señor Hendrix con un recipiente repleto de benceno y me encienda en llamas la cabeza. Yo seguiré aquí sentado, ovacionando las excelencias del nuevo milenio, en este zulo, este sumidero eléctrico, equiparable al ronroneo de un pedal wha-wha.
No pretendais colgarme en la pared. No soy una xilografía.
Ni siquiera estaba vivo en la movida ye-ye, pero sé mover mi lengua, sé afilarla, sé blandirla, sé arrastrarme.
Dejad que mis palabras mueran en el silencio una noche más. Yo sólo me regodeo en vuestras caras de placer y cobro mi sueldo, como una zorra.

ABCDEFGHIJKMNÑLLLOPQRSTUVWXYZ

A, ambrosía.
B, bazofia.
C, carrillón.
D, dádiva.
E, estocolmo.
F, fuck.
G, gasóleo.
H, héroe.
I, indígena.
J, jódete.
K, kiwi.
M, marte.
N, níspero.
Ñ, ñoño.
L, lástima.
LL, llámale.
O, oh.
P, pasto.
Q, ¿Qué?
R, racimo.
S, sibilino.
T, té.
U, úsar.
V, violencia.
W, wha-wha.
X, xilografía.
Y, ye-ye.
Z, zorra.

jueves, 23 de julio de 2009

UN PAR

Caminaban conjuntamente,
con alevosía perenne,
disciplina militar.

Fraguaban un cataclismo,
reciprocidad protocolaria,
seísmo indígena con marco de postal.

Veían la vida de color rosa,
cristalina, prístina, artificial,
dos niños asustados que no sabían qué hacían.

No sabían por qué lo hacían,
ni siquiera si lo hacían mal.

Opté por arraigarme al silencio,
bucear entre granos de arena.

¿Quién pudiera emprender marcha silenciosa?
Metamorfosis húmeda hacia fragmento de coral.

ENIGMA

Él era conductor de bicicletas,
ella, sazonadora de sardinas.

Él era un doctor en las olas del mar,
ella era una experiencia maquiavélica.

A él le gustaba lamer las paredes,
el vicio de ella era coleccionar mocasines.

Él disfrutaba imaginando el sonido de los planetas,
ella flagelaba máquinas de escribir.

Los dos juntos, se enfundaban en sí mismos para gemir y tararear.

ME ATRAVESÓ EL CORAZÓN

A cada momento, rechazo el lazo que adhiere los segundos,
inspiro y deseo exhalar la rotundidad de las horas.

Es tan sólo la tragedia de un ave enclaustrada.

Parca, siéntate y susúrrame al oído
la melodía que proviene del abismo,
de la laguna estigia.
Aquella perdida entre interferencias de tacones lejanos.

Cállate y no digas más gilipolleces.
Devórame y calla.
Cállate y déjate mecer, postrado y carcomido.

Las pasiones griegas nunca se transformarán en la panacea del porno.


Se acercó silbando entre matojos, empuñando su filosofía barata y sus ojos perfilados.
Píldoras contra la desdicha,
automoción sentimental.

Lacra azul,
ceniza maquillada.

Trae acá un paño húmedo y cercena la tinta que amenaza con gangrenar mi corazón.
En ocasiones berreo por dentro y necesito inmolar mi subsconsciente con una goma de borrar.
Elogios para todos aquellos que añoran los finales felices.
Elogios sinceros para los que logran imaginar.

viernes, 3 de julio de 2009

PENTAGRAMA

La música, palabras inmoladas en el vacío de la distancia,
cadencias, ondas sonoras, azúcar o sal.

Tus palabras jamás caerán en el absurdo, es sencillo dejarse llevar por su influjo, cálido, maternal.

Es sencillo dejarse oradar por ellas,
perdido en medio de tan simbólica psicofonía.

Es sencillo remitirse a expirar su tormento.

Sería sencillo si fuera real.

Ya no sé ni lo que digo.
Ya no sé ni por qué me limito a especiar la música con palabras que nadie escucha.