Él era conductor de bicicletas,
ella, sazonadora de sardinas.
Él era un doctor en las olas del mar,
ella era una experiencia maquiavélica.
A él le gustaba lamer las paredes,
el vicio de ella era coleccionar mocasines.
Él disfrutaba imaginando el sonido de los planetas,
ella flagelaba máquinas de escribir.
Los dos juntos, se enfundaban en sí mismos para gemir y tararear.
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